jueves, 8 de octubre de 2009

Seres despreciables II

Estos post se caracterizan por no estar en la mente del dueño del blog, surgen como la inspiracion a un artista le corre por las venas al ver un diente de leon ser soplado por una niñita de 4 años en la plaza del barrio. Con la diferencia de que para que yo postee en esta seccion, no debe correrme inspiracion por las venas, sino una bronca casi insospechada, paso a explicar porque...

Hasta hace un rato vino una chica a mi casa, que trabaja para mi vieja, debe rondar los 22, 23 años. Cuestion de que yo me quede conversando con ella y me conto que le faltaba solo una materia para recibirse de licenciada en historia. La cosa es que me cuenta porque aun no se habia recibido y era por culpa de un profesor muy hijo de mil puta que no la queria aprobar. Ah, mira vos, a mi me paso lo mismo en la secu, tenia un profesor tan conchudo como este. Y como se llama le pregunte, Sergio Carrizo (si, lo estoy escrachando con nombre y apellido). ¡Es el mismo que el mio! Nos toco en puta suerte tener el mismo profesor, y la ecuacion era la misma, Un reverendo conchudo.

Ella me conto que este hijo de un camion de putas, le dijo que si es por el ella no se va a recibir, porque el no quiere. ¡¿Como se puede ser tan verga?!
Casualidades de la vida, este tipo fue alumno de mi vieja en su adolescencia, y ella me conto que siempre fue un forrrrrrrrrrrrrrrrrazo, y bastante afeminado. Yo no lo tenia en el colegio, asi que no queria sacar conclusiones tan rapido. Me toco tenerlo en el ultimo año y comprovarlo, era una pija de persona, una mierda de profesor, y bastante dulzon, bastante suave.
Una vez en clase habia dicho una palabra que seguramente no existia, pero como el se hacia el erudito quizo meterla, y a mi no me engaño y me rei de su pelotudez, desde ese dia me cruzo para siempre. Me tuvo clavado durante todo el año, y solo al final, estudie como nunca, no para aprobar la materia, sino para disfrutar del tener que verlo aprobarme, era una sensacion inigualable.

Que me haya tenido clavado todo el año, me generaba mucho odio, pero bueno, esta dentro de la ley. Es como que te metan una flor de patada en un partido. Es para calentarse, pero esta dentro de todo, permitido, y nadie se va a calentar por una patada. Ahora si, las cosas que se hablan fuera de la cancha, como en todo ambiente futbolistico, solo merece que se lo recontra cague a trompadas. Rercuerdo que me fui a Bariloche, y en ese periodo el muy condon se la encontro a mi vieja y le empezo a hablar pestes de mi, y todas mentiras. Desde ese dia, lo odie con toda mi alma. Y no era el unico, todo el curso lo odiaba al punto de que antes de su clase se escuchaba el querido himno de Carrizo, hijo de puta, la puta que te pario!! (8) o el bien ponderado: Soy Carrizo, soy Carrizo, que PUTO que soy! (8)

Termine el año, aprobe su materia, le cerre el orto y me fui con gloria del colegio.
Pero como si esto no hubiera sido poco, en el verano estabamos con compañeros en la playa, y quien aparecio? Si, el querido profesor, de zunga y de la mano con un morocho. Entre tantas risas no lo podia creer.


Aparte de viejo sorete, cagador....puto! Que nunca te pase, la vida fue muy injusta con el.

3 comentarios:

  1. Ajajajajajaa.
    Juro que te entiendo, a mi me paso con un profesor de matt, nunca aprobo a nadie, solo a aquellos chupahuevos forros del traste qe no les importaba el compañerismo que habia en el curso, hasta que un día nos revelamos todfos juntos.
    Y antes de la hora con el, las paredes blancas terminaron verdes porqe las ojas qe lepegamos de la palmera que habia en el patio, disfrasamol al salon de selva, y los salvajes eramos nosotros, cual fue el resultado?
    El tipo se largo a llorar!
    Gloria para 9ºb!
    jajaja eramos un icono en esos tiempos!
    PEro sigue de profesor en la misma escuela, un hijo de puta!

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  2. Podrían haberse copado un poco más homofóbicamente con los cantitos e inventar alguno que contenga "Carrizo", "chorizo", "le cabe", etc.

    Ojalá que el morocho lo deje por otro chongazo, todo en la vida vuelve.

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  3. Jaja se zarpa la anécdota!

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