domingo, 21 de marzo de 2010

Volveremo' volveremo'

Luego de tres meses de merecidisimas vacaciones, ya que nadie mas que yo realizaba estos aportes a la literatura blogeril, volví con aires renovados por mis vacaciones en el mas allá. Pasaron tantas cosas en este tiempo, que ahora hay un personaje famosisimo llamado Ricardo Fort, Boca ya no es un club grande y la presidenta pidió guita para el bicentenario y la sacaron a patadas, y por eso ella saco a patadas a todo el mundo, en fin, muchisimas cosas que seguramente mis colegas ya se habrán ocupado en desarrollar. Por lo que en esta ocasión, no voy a opinar sobre hechos en particular sino que les voy a contar otra historia, como las tantas que conté y que tengo para contar, de un personaje que formo parte pintoresca de mi adolescencia, por el motivo real de que recién me estaba acordando de el.

Nunca formo parte de los llamados populares en el curso, nunca tuvo un lugar especial en el grupo, tampoco resaltaba por ser de los tragas ni de los mas molestos, pero esto no impedía que el gordo Carlos, no tenga sus minutos de gloria en un aula que siempre lo condenaba.
El gordo Carlos tenia una habilidad especial, muy especial, que muchos aunque lo intentaran no lo lograrían con tanta perfección jamas, era algo impregnado en su ADN, algo mas allá de sus propósitos. El gordo Carlos tenia la habilidad de hacer siempre el comentario mas desacertado en el momento justo. Como el día que hablabamos de la organizacion de la cena de egresados, y el gordo mando un: "como vamos a hacer cena! hagamos un asado y listo". La mirada de desaprobación fue unánime, no hizo falta decir mas nada. Pero esto no lo adquirió con los años, sino que desde chico presento este don particular, como cuando estábamos en catequisis y la señorita nos explico que si alguien reza a las 3 de la tarde el miércoles santo, el rezo tenia "mas fuerza" entonces el gordo, con aires de profesor de Harvard, tomo la tiza y se paro frente al pisarron, donde hizo cálculos disparatados y concluyo al mejor estilo Arquimedes en su recordado Eureca! diciendo " si tenemos en cuenta que Cristo murió a las tres de la tarde y bla bla bla bla.... tenemos EXACTAMENTE, tres horas, 48 minutos para rezar" La imbecilidad de los dichos del Gordo provocaron la risa en todos, la indignación en la señorita asombrada que a los cortos 9 años, alguien pueda presentar desde tan temprana edad signos de ser un gran pelotudo. Así podría recordar millones mas, como dijo una vez en un fogón entre todos los compañeros, que hicimos para limar asperesas en el grupo... "Yo no me lo banco a Agustín porque se caga feo, no se puede cagar así en el curso". Creo que mas o menos quedo claro con que personaje estamos tratando.

Pero como si no fuera poco ya, tener la pelotudez a flor de piel, este tipo no quería dejar su currículum con solo ese ítem, sino que también se cargo el mote de "el jeropa del curso". No les miento ni estoy exagerando, en la secundaria hay una época en el que todos andamos al palo, pero el gordo Carlos era el monumento a la paja hecho persona. Era increíble, sobrepasaba los limites de la naturaleza, al punto que la National Pornographic le tendría que haber hecho un documental. El gordo Carlos, contaba con orgullo como quien cuenta que se levanto una mina tremenda o un ex combatiente cuentas sus proezas, que se hizo la paja andando en bicicleta por la avenida. Si, así como lo leen. Tal era su fama, que una vez fueron al curso unos promotores de viajes y uno lo reconoció, "Ah, vos sos el gordo de la bici! jajajaja". Un compañero llego a contar que se toco en el viaje en colectivo al lado suyo. Pero su fama trascendió froteras, y cuando dejo el vicio solitario(osea, no lo dejo, sino que quedo como en segundo plano, como diría Zambayonny, no pudo dejar la paja) el gordo Carlos también acosaba a pibas. No era un violador ni un toqueteador de subte, pero el gordo no era disimulado en sus insinuaciones, llegando al punto de lograr el mismo comentario en todas las minas que yo conozco que también lo conocieron, "ese gordo es un pajero". Difícil vivir con esa mochila para algunos, pero el gordo hacia de su joroba de leche una forma de vida, la llevaba como una medalla olímpica en el pecho. Cavaba surcos en la vereda de la casa de la chica que le gustaba solo para verla, tocaba bolsillos traseros de chicas por la calle y hasta podía llegar a desviar su destino por ver un buen ojete. En fin, para terminar de definirlo, como intente hacerlo en dos partes, la del idiota y la del jeropa, les dejo una anécdota final. Cuando estábamos en ByPass el boliche en Barliloche, no recuerdo como, pero el tipo que hablaba por micrófono, trato a todos los chicos del boliche como unos leches, y empezó a buscar a ver quien era el mas leche de todos. Entonces el gordo pidió que lo alcen en hombros imitando a Rocky después de ganar el titulo de los pesados, para hacer ver con todo el orgullo con el que murió el sargento Cabral por su General, que el era, por afano, el mas pajero de todos. Se subió a los hombros de uno, al grito de "yo me la hice en la bici" y ante la mirada de todo el lugar, el gordo recibió el máximo reconocimiento de toda su vida, el que nunca encontró en sus amigos, el que jamas va a encontrar en las mujeres. Todo el boliche lo coreó, como corean a Palermo en la Bombonera.


"Pajeeeeeeeeeeeeeeeeeero, pajeeeeeeeeeeeeeeeeero"